MARTES 13

Nunca he sido supersticiosa: paso por debajo de escaleras, me cruzo con gatos negros... y nunca me ha pasado nada extraordinariamente malo. Hoy (todavía) es martes 13, ¿y qué?

¡¿Y qué?! ¡¿Y QUÉ?! ¡¡Mi coche se volvió loco!!

Esta mañana no fui al gimnasio, porque la noche anterior la pasé prácticamente en blanco y necesitaba dormir, así que me levanté con el tiempo justo de ir a trabajar. Bajo al portal, atravieso el patio del edificio, bajo las escaleras principales y me dirijo hacia mi forito. Meto la llave en la cerradura: abre y cierra de nuevo ella solita. Pienso: "jolín, seguro que le he dado yo sin darme cuenta". Vuelvo a meter la llave: abre y cierra ella solita. "Pues ahora no he sido yo y dentro no hay duendes". Lo intento una tercera vez.. y una cuarta... "A ver, forito, que te abras" Ni caso. Me voy por el lado del copiloto. La misma operación con el mismo resultado. Preparo la mano izquierda en la puerta para ver si lo pillo desprevenido y así poder abrir. Lo consigo. ¡¡Bienn!!. Pero el forito sigue abriendo y cerrando los seguros él solito. Me meto en el coche haciendo algunas filigranas. Cierro la puerta. "Vale, ya estoy dentro, ya puedo ir a trabajar... a ver si puedo salir del coche cuando llegue :S"
Llego al trabajo y salgo por donde entré.

Al salir del trabajo la misma operación para entrar. Me voy al taller. Otro show para salir del coche allí en medio (vamos, que Mr Bean a mi lado no tiene nada que hacer).

Resultado: el coche duerme en el taller hasta mañana.

Hace un rato llamé a Moñoña para decirle que mañana no puedo ir al gimnasio porque me tengo que ir en autobús a trabajar para poder ir por la tarde a recoger mi forito. Le cuento lo de esta mañana, que el coche se me volvió loco y me dice la tía: "No me extraña, con la dueña que tiene", así de convencida.